Halloween es una fiesta de origen celta que se celebra en los
Estados Unidos, Canadá, Irlanda y Reino Unido… y ahora también en
España. Como todo el mundo sabe, Halloween se celebra la noche del
31 de octubre para “rendir culto a los muertos”, lo pongo
entrecomillas porque si vestirse de vampiro e ir por la calle
haciendo el payaso se llama respetar el día de los muertos, pues que
baje Dios y lo vea.
Lógicamente Halloween ha triunfado en estos últimos años en España
por el gran despliegue comercial del cine americano, todo el mundo ha
visto ese magnífico videoclip de la canción Thriller del añorado
Michael Jackson, y que por llamarlo de alguna manera “nos come la
cabeza”. Para mí y para mucha gente Halloween es un completo
negocio cuyo fin es la fiesta, que lleva como siempre a las
“macrobotellonas”, nada de rendir culto a las personas que ya no
están con nosotros ni nada.
Laura Amor, gerente de
Vicente Rico una empresa madrileña con una larga experiencia
profesional en el mundo de los disfraces. Esta mujer dice: “Nosotros,
desde luego, vendemos muchos más disfraces en estos días que en
carnaval”, realmente increíble Halloween supera hasta al
carnaval. Pero bueno España es así, copia las fiestas de
Estados Unidos pero no copia su sistema educativo, por poner un
ejemplo, que es lo que tenía que hacer.
Se ha hecho un hueco en
nuestro calendario a pesar de las críticas
Fermín Bouza,
catedrático de Sociología en la Universidad Complutense, recalca el
origen celta de una fiesta que, con otros nombres y otros ritos, se
ha celebrado en España "desde la noche de los tiempos.
Una celebración pagana
"cristianizada con posterioridad" y que supone, en opinión
de Bouza, una "afirmación de la vida, del ser humano. Un
reírse de la muerte".
La jerarquía católica
considera Halloween como una costumbre "pagana"
Noche de zombis, brujas y
fantasmas, de vivos que se ríen de los muertos, Halloween, una
tradición milenaria y anglosajona, se ha hecho un
hueco en el calendario festivo español, a pesar de las suspicacias
que provoca en la jerarquía católica, que la considera una
costumbre "pagana".
No en vano, desde hace ya algunos años por estas
fechas muchos responsables de la jerarquía católica advierten a sus
fieles sobre el "riesgo" de que puedan desaparecer
costumbres cristianas tan "arraigadas y beneficiosas"
como la devoción a los santos y el recuerdo a los difuntos.